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Mostrando las entradas de abril, 2013

La Vida Moderna -El lánguido viajero-

Es sábado, el vagón viene moderadamente lleno, el calor es insoportable -obvio, cada pasajero al subir cierra una ventana o, por lo menos, lo intenta-, el sopor del caldeado ambiente marea, cansa, adormece. 
Después de malas experiencias en el transporte público -cuando era niño fui víctima de robos y asaltos-,  me he acostumbrado a mirar a las personas, primero por desconfianza y, poco a poco, por el placer de poder inventarles historias. Así, con la ancianita de ojos tristes me revuelco en el dolor de una existencia solitaria; con el viejo malumorado me encabrono por pensar en su cotidiana fetidez; la joven pareja me hace sentir nostalgia por otros tiempos; la madre angustiada por sus hijos me transporta a la reallidad de esta ciudad y lentamente cada uno de mis compañeros de viaje se vuelve un confidente, un conocido añejo y complejo, lleno de matices, luz y obscuridad. 
Entre todos los que me acompañan, esta vez, destacan un hombre bigotón de mirada hosca, una chavita que