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Mostrando las entradas de febrero, 2013

Eternidad peregrina

Desde Aztlán desplazados por designios divinos de grandeza y fortuna, obligados a buscar un mejor lugar; sin brújula, persiguiendo la promesa del dios, ese ser superior que a ciegas manda a un éxodo no bíblico -por lo menos para lo que ahora debemos, o creemos que debemos, considerar bíblico (una de tantas palabras secuestradas por una ecclesia abusiva)- que, seguramente, llenó de llagas el cuerpo, el corazón y la mente de un pueblo sumergido en la devoción; siempre dispuesto a demostrar la disposición a la obediencia a los seres superiores. Con tan ciega obediencia no fue de extrañar que al ver llegar a otros seres diferentes -ergo superiores (según lo que nos han machacado por años en las escuelas), por lo menos en cuestiones de amor propio, ellos no confundieron a un solo paisano con ningún dios, planta o pesadilla-  a los que, en chinga, les ofrecieron toda su disposición y estos nada tarugos hicieron uso por la razón, la fuerza y la ambición absoluta. Trescientos años despu

La Vida Moderna -Los niños grandes-

La ciudad está llena de niños grandes que caminamos buscando, saltando de deseo en deseo, de objeto en objeto. Los niños grandes somos hombres, mujeres, humanos, somos abandonados y abandonamos, reímos y lloramos. Los niños grandes no queremos ser felices porque la felicidad cuesta, sabe a azúcar y sabe a sal, es pegajosa y colorida. Los niños grandes preferimos perdernos entre lo electrónico y lo efímero, entre volutas de humo y polvos mágicos. Los niños grandes no queremos padres ni madres, no queremos lazos, cadenas, eternidades que obliguen. Los niños grandes lloramos nuestra orfandad y buscamos sustitutos desechables, buscamos amor, buscamos pleito, buscamos huir. Los niños grandes buscamos la soledad y el hastío en las multitudes, para encontrar tristeza en la compañía de testigos abúlicos. Los niños grandes nos tiramos al exceso del olvido y devoramos las horas perdidas, soñamos pesadillas de amor y despertamos abrazados a la angustia. Los niños grandes jugam

La Vida Moderna - Incertidumbre-

"En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira" Ramón de Campoamor Hoy se le avisa al mundo que el papa renuncia, noticia preocupante para las personas de esa fe. Quisiera decir que a mí me afecta igual que si hubiera renunciado  el manager de la Banda Recodo,  el director técnico del Cruz Azul o el del Tec. de Monterrey. Dije quisiera porque, emocionalmente, no tiene ningún significado para mí el señor en cuestión o su puesto. Pero seamos honestos, los millones de feligreses, que lo siguen como siguen fans a Madonna o Lady Gaga, están esperando sus órdenes para adecuar su conducta familiar, moral y social de acuerdo a lo que él dicte. Claro, las órdenes de un papa rara vez ponen a bailar, cantar y pedir respeto por TODOS los derechos de TODOS los seres humanos. De ahí mi "quisiera". Seguramente la feligresía católica esperaba tener un papa que les durara, mínimo, unos quince años antes de que una muer