¿...y si ganan?
En nuestro país, durante el tiempo del mundial, se separan parejas, se dividen familias y se acaban amistades. El honor de la nación yace en el esférico (palabra mamona para sustituir "el balón") que será pateado hasta el cansancio por los muchachos de la selección quienes tienen la dicha de tener los ojos, cerebros y corazones de, mínimo, cien millones de mexicanos pendientes de ellos. Históricamente enfrentamos la triste realidad de todas las veces que hemos estado cerca, de lo mal que nos tratan los árbitros vendidos, de las malas condiciones de las canchas, de lo agresivo que era el público, de lo raro que era el balón y bueno, los pretextos sobran para enfrentar las derrotas de las selecciones nacionales a través de los años y, en el proceso, aliviar el dolor que les deja ese hueco de ausencia de triunfo a los millones de aficionados que, cada cuatro años, religiosamente se venden a las empresas que patrocinan a las selecciones; mismos que levantan el puño en señal de ...