La última y nos vamos...
Hoy vi renacer a la ciudad, es un renacimiento lento, como respuesta burocrática. Pero ya da gusto volver a ver mexicanos y mexicanas -maldita sea, ahora ya se siente uno a disgusto si no hace, ya que uno piensa que alguna mujer se sentirá dejada de lado-, caminando por las calles, flirteando en el metro, vendiendo quesadillas o simplemente muy orondos (as) con o sin cubreboca. Los coquetos vendedores del Rey Burguer muy pispiretos y dispuestos -hasta me dieron upgrade de papas chicas a grandes- regalando gel antibacterial a la entrada del engordadero (mejor deberían de dar una tabla de equivalencias de calorías y esas cosas que a los gordos(as) nos aterran). El calor dejó ver algunos bellos cuerpos luciendo escuetas ropas y sonrisas ocultas tras los tapaboquitas azules, blancos y amarillentos -se vale lavarlos, ¿eh?-. Ya desde el lunes -yo si trabajé- vi un pequeño grupo de policías dentro del metro, muy tranquilo uno de ellos me explicó a su media lengua que "l'orden es detener a los piratas quianden vendiendo sin cobrebocas y guantes" (no cabe duda, pirata prevenido vale por dos).
Al ver a la gente volver a sus actividades diarias, por más limitadas que estén algunas, me quedé pensando en quién fue el mañoso, ocioso, rascuache, comecuandohay, que empezó a circular el estúpido correito inflamatorio. Si, miserable lagartija que lanzó la piedra y escondió la mano. ¿Por qué pensé en ello? Simple, en esta pequeña zona del país vivimos y convivimos cerca de 22 millones de seres -lo de humanos, no todos nos lo hemos ganado aun- que a diario vamos hombro con hombro o portezuela con portezuela a trabajar, a estudiar, a delinquir o lo que sea que hacemos para vivir... ¿y eso qué? ¡Pues eso es todo!
¿Qué gobierno, por más pendejo que sea, se atrevería a apanicar a 22 millones de habitantes -en teoría para meterles el dedo a todos y todas(ven que lindo se lee así)-, sin una verdadera suspensión de las garantías individuales. ¿A qué me refiero? Que cerrar escuelas, restaurantes, cines, teatros y gyms (estos últimos de los más llorados), sin aplicar un toque de queda, sin suspender las reuniones de grupos, el libre transito por la ciudad y la venta de alcohol, no es en ningún momento un ejercicio doloso del poder. No hubo misteriosas desapariciones, no hubo calles cerradas, no hubo intervenciones del ejercito, no se suspendió servicio telefónico, no fallaron los celulares a horas extrañas ni solos ni en conjunto, el servicio de internet funcionó mejor que nunca. O sea, que si los inflamados vejeadolescentes de verdad hubieran querido una revolución, la podrían haber hecho, ganado y volverla a armar, con autoridades más preocupadas por repartir cubrebocas y ver que no hubieran establecimientos con clientela adentro.
Si, es verdad que nos colaron una leyes estúpidas y mafufas, para regocijo de unos y diarreas de otros -se muy bien de un idiota que debe estarse fumando una de las leyes en este momento-, pero una cosa es segura, con o sin influencia de la influenza nos las hubieran aplicado en este u otro puente.
Seguro muchos ya se preguntaron si soy panista o qué, pero no, la verdad soy más apolítico que nada y si he aprendido algo en estos últimos años es que estaríamos mejor en tribus matriarcales que en este sistema "democrático"que engorda políticos y adelgaza pueblos -sin importar en que partido militen este año-; lo que pude vivir en cuanto a la emergencia, me dejó claro que las acciones tomadas fueron las correctas. Si, he oído necedades hasta el cansancio, que si tal enfermedad mata más o que si tal otra es más peligrosa, no se trata de eso, se trata de evitar un contagio, punto. En una ciudad donde su sistema de transporte mueve a más de cinco millones de usuarios diariamente, ni todo el presupuesto alcanzaría para dar atención a una quinta parte si las cosas se hubieran salido de control -que claramente no lo hubo del todo y las decisiones fueron tardías, politizadas y medrosas-.
Ahora la ciudad se mueve, bosteza y se comienza a desperezar, ya las teorías flotan de boca en boca y se habla de que si los marcianos no bailan cha-cha-chá, que si la nena tumbó un avión cargado de virus, que si los futbolistas lo planearon todo para no tener que hacer sus papelones de toda la vida, que Little Philipe ya se ganó un castillo en las "uropas", que si Carstens lo organizó todo para ponerse de moda y cumplir su "resfriado" a pie de letra, que lo hizo la Gordillo para huir en su hummer sin ser notada, que Obama se relame los bigotes con todo el petroleo que nos quito mientras nos escondíamos libremente en casa, que el chapo pagó todo el numerito para vender mota de consumo inmediato... En fin! Es el cuento de nunca acabar. Pero algo me llena el corazón de alegría, y es ver a las conocidas caras de vuelta en la calle, medio cubiertas, pero siempre sonrientes y dirigiéndose a donde van siempre, entre sus prisas y sus asegunes, con una angustia menos encima.
Al ver a la gente volver a sus actividades diarias, por más limitadas que estén algunas, me quedé pensando en quién fue el mañoso, ocioso, rascuache, comecuandohay, que empezó a circular el estúpido correito inflamatorio. Si, miserable lagartija que lanzó la piedra y escondió la mano. ¿Por qué pensé en ello? Simple, en esta pequeña zona del país vivimos y convivimos cerca de 22 millones de seres -lo de humanos, no todos nos lo hemos ganado aun- que a diario vamos hombro con hombro o portezuela con portezuela a trabajar, a estudiar, a delinquir o lo que sea que hacemos para vivir... ¿y eso qué? ¡Pues eso es todo!
¿Qué gobierno, por más pendejo que sea, se atrevería a apanicar a 22 millones de habitantes -en teoría para meterles el dedo a todos y todas(ven que lindo se lee así)-, sin una verdadera suspensión de las garantías individuales. ¿A qué me refiero? Que cerrar escuelas, restaurantes, cines, teatros y gyms (estos últimos de los más llorados), sin aplicar un toque de queda, sin suspender las reuniones de grupos, el libre transito por la ciudad y la venta de alcohol, no es en ningún momento un ejercicio doloso del poder. No hubo misteriosas desapariciones, no hubo calles cerradas, no hubo intervenciones del ejercito, no se suspendió servicio telefónico, no fallaron los celulares a horas extrañas ni solos ni en conjunto, el servicio de internet funcionó mejor que nunca. O sea, que si los inflamados vejeadolescentes de verdad hubieran querido una revolución, la podrían haber hecho, ganado y volverla a armar, con autoridades más preocupadas por repartir cubrebocas y ver que no hubieran establecimientos con clientela adentro.
Si, es verdad que nos colaron una leyes estúpidas y mafufas, para regocijo de unos y diarreas de otros -se muy bien de un idiota que debe estarse fumando una de las leyes en este momento-, pero una cosa es segura, con o sin influencia de la influenza nos las hubieran aplicado en este u otro puente.
Seguro muchos ya se preguntaron si soy panista o qué, pero no, la verdad soy más apolítico que nada y si he aprendido algo en estos últimos años es que estaríamos mejor en tribus matriarcales que en este sistema "democrático"que engorda políticos y adelgaza pueblos -sin importar en que partido militen este año-; lo que pude vivir en cuanto a la emergencia, me dejó claro que las acciones tomadas fueron las correctas. Si, he oído necedades hasta el cansancio, que si tal enfermedad mata más o que si tal otra es más peligrosa, no se trata de eso, se trata de evitar un contagio, punto. En una ciudad donde su sistema de transporte mueve a más de cinco millones de usuarios diariamente, ni todo el presupuesto alcanzaría para dar atención a una quinta parte si las cosas se hubieran salido de control -que claramente no lo hubo del todo y las decisiones fueron tardías, politizadas y medrosas-.
Ahora la ciudad se mueve, bosteza y se comienza a desperezar, ya las teorías flotan de boca en boca y se habla de que si los marcianos no bailan cha-cha-chá, que si la nena tumbó un avión cargado de virus, que si los futbolistas lo planearon todo para no tener que hacer sus papelones de toda la vida, que Little Philipe ya se ganó un castillo en las "uropas", que si Carstens lo organizó todo para ponerse de moda y cumplir su "resfriado" a pie de letra, que lo hizo la Gordillo para huir en su hummer sin ser notada, que Obama se relame los bigotes con todo el petroleo que nos quito mientras nos escondíamos libremente en casa, que el chapo pagó todo el numerito para vender mota de consumo inmediato... En fin! Es el cuento de nunca acabar. Pero algo me llena el corazón de alegría, y es ver a las conocidas caras de vuelta en la calle, medio cubiertas, pero siempre sonrientes y dirigiéndose a donde van siempre, entre sus prisas y sus asegunes, con una angustia menos encima.
Comentarios
Asi se me figuro hoy que regrese al tráfico pesado, a los tumultos, al trabajo... ahh, bienvenidos a la realidad post-epidemia!
Quita esa foto!!
pon una donde te veas mas coquetooo!!
No tienes maquina? dile a tu hermano que te compre una!!
Podriamos seguirte si nos dejas. Regreso la próxima semana o... el mes entrante a leer que mas nos cuentas.
Eres bueno.
Miguel: Ya cambié la foto... ahora cómprame una compu hermanito!
Vero: No tienes perdón de dios!
Josi: Un día me vas a matar de risa.