Un pueblo hundido en la comedia... II
"¡Hago el "muerto"! ¡Es todo lo que se hacer! ¡Mi especialidad es la infantería, no lo olvidemos...!"
El Imbécil
Asterix en Helvecia
Ya un poco más calmado me dispongo a seguir con lo que suspendí ayer.
Siguiendo con el orden de los puntos que señalé el día de ayer, toca el turno a esa palabra que se desgasta día con día en boca de buenos y malandrines: democracia. Esta palabra se ha convertido en la muletilla de todo aquel patán que desea poder y que para obtenerlo aboga a la democracia, diciendo que en este país no existe. Es muy cierto, la democracia en nuestro país está limitada a los compendios de leyes y a los libros de filosofía. Tan manoseado está su significado que actualmente se le considera igualdad, así de simple. Es común escuchar, por lo menos una vez al día a algún tarugo decir: "Hay que ser democráticos", "todos debemos tener oportunidad, eso es democracia", "dadas las condiciones de desigualdad es imposible ser democráticos", etc. La democracia es el ejercicio libre por medio del cual -en teoría- cualquier pueblo tiene la libertad de elegir a sus gobernantes y, más allá de eso, participar en la toma de decisiones en la forma de gobernar. Pero en un país donde diputados y senadores viven ajenos y lejanos a las necesidades de sus representados -la gran mayoría sumidos en la ignorancia del desempeño de sus representantes-, la democracia es sólo una palabra más, que ayuda a que un puñado de granujas sin escrúpulos se hinchen de dinero de la forma más rápida antes de que terminen sus periodos.
México fue un país presidencialista, hundido en un juego de poder casi monárquico, en el que el la figura del presidente era la de un semi dios con plenos poderes -ejecutivos-, rodeado de figuras alegórica que hacían las veces de poderes legislativo y judicial, que eran sólo un conjunto de rémoras que mordisqueaban las sobras del, todopoderoso, Señor Presidente. Actualmente las cosas han cambiado un poco y la figura del presidente es, a veces, menos que la de un ser gris de trajecito haciendo como que gobierna. Sin embargo, los mexicanos seguimos lanzando mentadas en dirección a Los Pinos. Pero si algo dejo claro el de las botas, es que los tiempos van cambiando y el poder legislativo ya se atreve a decir que no a las propuestas del ejecutivo -sea por prudencia, miedo, soberbia, ideales contrarios o mero berrinche-, y aun no nos dirigimos a las cámaras con las mentadas de madre.
Entre las múltiples gracias de los señores del legislativo, está el poder jalar dinero para sus partidos, así cada tres años, los mexicanos vemos el dinero de los impuestos desperdiciado en obscenas campañas electorales. Millones de pesos se van literalmente a la basura en forma de panfletos, posters y mantas que muestran las caras de los señores y señoras que se encargaran en tres años de desperdiciar otras cantidades exorbitantes para poder poner en su lugar a otros idénticos. Mientras, más de 51 millones de mexicanos viven en pobreza extrema, pero afortunadamente, siempre habrá partidos políticos que gasten millones para ir a decirles: si votan por mí, haremos lo posible por ayudarlos. Ya después se irán a desinfectar y a presentarse ante empresarios, esos pobres hombres atemorizados, a quienes les prometerán hacer hasta lo imposible por darles apoyos y perdones para que no tengan que desangrarse pagando impuestos y seguridad social a los trabajadores.
Mientras, los mexicanos, seguimos soñando con darle poderes omnipotentes a dioses de cartón, preocupados porque alguna actriz extranjera se operó las nalgas o si algún equipo de fútbol no pasó a finales, atentos a los complotistas que siempre estarán dispuestos a crear nieblas de confusión para que los menos aptos crean que saben más que los demás.
Por eso, ante tanto surrealismo, no dejo de pensar que somos personajes de alguna comedia, tan tontos -o más- que somos capaces de hacer un monumento a lo absurdo y dejar pasar lo magnífico por cotidiano. Dispuestos a pelear por nada y perderlo todo por no pelear. Nadando de muertito para no tener que enfrentar la realidad que nos consume.
El Imbécil
Asterix en Helvecia
Ya un poco más calmado me dispongo a seguir con lo que suspendí ayer.
Siguiendo con el orden de los puntos que señalé el día de ayer, toca el turno a esa palabra que se desgasta día con día en boca de buenos y malandrines: democracia. Esta palabra se ha convertido en la muletilla de todo aquel patán que desea poder y que para obtenerlo aboga a la democracia, diciendo que en este país no existe. Es muy cierto, la democracia en nuestro país está limitada a los compendios de leyes y a los libros de filosofía. Tan manoseado está su significado que actualmente se le considera igualdad, así de simple. Es común escuchar, por lo menos una vez al día a algún tarugo decir: "Hay que ser democráticos", "todos debemos tener oportunidad, eso es democracia", "dadas las condiciones de desigualdad es imposible ser democráticos", etc. La democracia es el ejercicio libre por medio del cual -en teoría- cualquier pueblo tiene la libertad de elegir a sus gobernantes y, más allá de eso, participar en la toma de decisiones en la forma de gobernar. Pero en un país donde diputados y senadores viven ajenos y lejanos a las necesidades de sus representados -la gran mayoría sumidos en la ignorancia del desempeño de sus representantes-, la democracia es sólo una palabra más, que ayuda a que un puñado de granujas sin escrúpulos se hinchen de dinero de la forma más rápida antes de que terminen sus periodos.
México fue un país presidencialista, hundido en un juego de poder casi monárquico, en el que el la figura del presidente era la de un semi dios con plenos poderes -ejecutivos-, rodeado de figuras alegórica que hacían las veces de poderes legislativo y judicial, que eran sólo un conjunto de rémoras que mordisqueaban las sobras del, todopoderoso, Señor Presidente. Actualmente las cosas han cambiado un poco y la figura del presidente es, a veces, menos que la de un ser gris de trajecito haciendo como que gobierna. Sin embargo, los mexicanos seguimos lanzando mentadas en dirección a Los Pinos. Pero si algo dejo claro el de las botas, es que los tiempos van cambiando y el poder legislativo ya se atreve a decir que no a las propuestas del ejecutivo -sea por prudencia, miedo, soberbia, ideales contrarios o mero berrinche-, y aun no nos dirigimos a las cámaras con las mentadas de madre.
Entre las múltiples gracias de los señores del legislativo, está el poder jalar dinero para sus partidos, así cada tres años, los mexicanos vemos el dinero de los impuestos desperdiciado en obscenas campañas electorales. Millones de pesos se van literalmente a la basura en forma de panfletos, posters y mantas que muestran las caras de los señores y señoras que se encargaran en tres años de desperdiciar otras cantidades exorbitantes para poder poner en su lugar a otros idénticos. Mientras, más de 51 millones de mexicanos viven en pobreza extrema, pero afortunadamente, siempre habrá partidos políticos que gasten millones para ir a decirles: si votan por mí, haremos lo posible por ayudarlos. Ya después se irán a desinfectar y a presentarse ante empresarios, esos pobres hombres atemorizados, a quienes les prometerán hacer hasta lo imposible por darles apoyos y perdones para que no tengan que desangrarse pagando impuestos y seguridad social a los trabajadores.
Mientras, los mexicanos, seguimos soñando con darle poderes omnipotentes a dioses de cartón, preocupados porque alguna actriz extranjera se operó las nalgas o si algún equipo de fútbol no pasó a finales, atentos a los complotistas que siempre estarán dispuestos a crear nieblas de confusión para que los menos aptos crean que saben más que los demás.
Por eso, ante tanto surrealismo, no dejo de pensar que somos personajes de alguna comedia, tan tontos -o más- que somos capaces de hacer un monumento a lo absurdo y dejar pasar lo magnífico por cotidiano. Dispuestos a pelear por nada y perderlo todo por no pelear. Nadando de muertito para no tener que enfrentar la realidad que nos consume.
Comentarios
Nos vemos!!
Y es un hecho, me parece que en unos cien años, alguien mirará cómo se manejaba nuestro país en 2009 y se atacarán de risa. Les parecerá, justamente, una comedia... Y de las que sí dan risa.
Por cierto, me encanta tu blog!