Que tiemblen!

Que tiemblen los labios deseosos, besadores, que narran emoción, que buscan perdón, aquellos que mienten y temen a la verdad.

Que tiemblen las manos de los que han trabajado todo el día, aquellas que buscan acariciar, las de esos que rozan al amor por vez primera, esas que defienden honra y patrimonio ante la indolencia.

Que tiemblen las piernas de fatiga, de andanzas, de amor, de deseo, de anticipación, de gozo.

Que tiemble la piel trémula que espera el roce amoroso, la espalda que aguarda la palmada de reconocimiento, el seno que se desborda de alimento, las nalgas que aguardan la inyección aliviadora.

Que tiemble la gelatina en el plato...

Pero que ya no "retiemble en sus centros la tierra"... Porque, honestamente, ya me dieron ganas de bajarme y esperar a que se termine de reacomodar todo.

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