Realidades a cuatro paredes

Honestamente ya no se que hacer, la realidad se está fundiendo en mi cuarto y no se como detener este fenómeno. Casi me alegra saber que por trabajar en un hospital, mis servicios son considerados esenciales, lo que significa que tendré que asistir el lunes a la oficina. Si fuera paranoico -y bastante tonto- iría hasta con traje de apicultor. La continua diatriba sobre los pros y contras del uso del cubrebocas ya me ampuló el ánimo, pero estar aquí encerrado ya me está ampulando cosas que, se perfectamente, no tengo.

Intoxicado de fantasía ya no se distinguir unas cosas de otras; los mails de los obtusos continúan llegando, había optado por ignorarlos, como a todos esos que dicen "¿quieres satisfacerla en la cama?" -¿A quién? Público equivocado-, "Aumenta tu masculinidad" -No gracias, si ya me dicen buga de closet-; los mentados correitos llegan por parte de amigos queridos y entrañables, pero cuando los abro y los leo... Dudo de la profundidad de la amistad. Quisiera saber a qué genio conspiracionista se le ocurrió lanzar esto en plena alarma epidemiológica, con sus baratos argumentos y el apoyo de un vídeo -excelente por cierto-, la despellejada locura del autor arrebata los suspiros de los -otrora- jóvenes rebeldes y les prende el fuego y los recuerdos de movimientos estudiantiles que no vivieron- ahora que lo pienso, sospecho que hay otras personas confundiendo la realidad, aparte de su servidor-.

En fin, que desde temprano me desperté con ánimo de arreglar la barraca, pero cual sería mi sorpresa que al abrir la ventana y por mas dulces notas que emití, ni una pinche cucaracha me vino a ayudar, dos palomas me miraron con cara de what? y una tórtola se zurró en mi ventana. Se que mi covacha es un desastre digno de intervención militar... pero que los bichejos no me apoyaran me hizo dudar de la tonalidad de mi voz, de Disney y de la buena fe de los animalitos urbanos. Irritado volví mis ojos a la pequeña Tammy y ella pagó el tremendo desaire entre burbujas de jabón, cosa que me costó una serie de arañazos y mordidas dignas de una perra de su calaña; el único atisbo de realidad lo tuve al perseguir a Puccini para aplicársela y recordé que ella es gata y araña. Me pregunto por qué no está dirigiendo un sindicato, no hace mas que dormir y engordar a costa de sus súbditos -todos los que vivimos es está casa-.

"Eres tú el príncipe azul que yo soñé..." Pues no, era el barrendero que venía por la basura -obvio- y por la mochada de cada sábado, pero me dio gusto ver su enmuinada carita, ya que era el primer ser humano que veía desde el jueves. Ya tenía ganas de invitarlo a desayunar para que nos contara como es el mundo allá afuera. Pero la prudencia me detuvo y, la verdad, también lo hizo el hedor a desechos añejos y las moscas que lo acompañaban.

El desayuno transcurrió sin mayores eventualidades, me dispuse a disfrutar de la visión fantástica de otros mundos y me encerré -pleonásmicamente- en mi habitación para ver 30 días de noche, no muy buena elección para un fin de semana como este, así que, conforme el día a ido apagando sus luces, paro la oreja para escuchar atentamente que ninguno de mis vecinos aulle a elevados decibeles o le de por hablar en ruso. Después de eso preferí ir por algo mas light, Will & Grace empezaron a correr sus hilarante aventuras, pero, por primera vez, no soporté ver a Karen tomar tanto alcohol mientras yo, con la boca seca, descubro que no estoy nada preparado para suplicar el apoyo de Baco.

Tampoco logró seducirme Pierce Brosnan al cantarle a Merryl Streep, aunque ésta me dejó impresionado. Susan Sarandon repitió de bruja, Michelle Pfeiffer igual, no cabe duda que esas si son actrices, no como otras de por aquí, que nomas de ver sus rostros reacomodados por algún carnicero dan ganas de irse a Alaska a esperar que los vampiros no tengan clemencia.

La noche cae, sin importarle si trae uno cubrebocas o anda moquiento, ella cae y punto; mientras tanto, la fantasía me juega chueco y pensando que todo es bonito y seguro... Zas! Ahí voy y me la creo, cuando por fin algo me hace sentir feliz, la maldita cuerda se rompe, la niña se ahoga y lloro desconsolado, quiero ir a patearle las rodillas a todos los que me recomendaron la película, pero bueno, al final valen la pena las de cocodrilo -pero me las pagarán, ni la Sarandon convertida en dragón los asustará tanto, ¡Gandules!-.

Ahora estoy sentado pensando si nuestros adorados inoperantes -toda la clase política- se estará divirtiendo como todos nosotros. Porque seguro están en casa frente a un espejo, practicando toda clase de discursos alabando las estrategias de sus partidos y líderes durante la emergencia. Por cierto... ¿no será este virus una bendición disfrazada? En todo este tiempo, el pejísimo AMLO no a dicho "esta boca es mía", ¿podrá un ente invisible librar al país de uno de sus cómicos menos chistosos? Porque si es así, pues hay que darle ánimo al bichito y que de paso se lleve a otros tantos de nuestra carpa principal, eso que se denomina diversidad partidista. Dios no lo quiera, San Ojalá...

La oscuridad cubre la silente Ciudad de México y el domingo se prepara para llegar y entregarnos 24 horas de absoluto ocio. Estoy recorriendo el librero con los dvd's y pienso que cualquier otro día vería cualquier película por veinteava vez... pero algo en este encierro hace que me abstenga, reviso mis libros y al tocarlos recuerdo puntos y comas, lo mismo pasa con los comics... Me dan ganas de licuar todo y dejar que el azar me entretenga con nuevas historias. Ver al Rey Arturo conquistar América y destruir el anillo de Voldemort en el Popocatépetl y escapar de los malvados planes de Lex Luthor con la ayuda del Hombre Araña.

Pero como eso no puede ser dejo que Ana, Nacho y José María me taladren el cerebro hasta el cansancio con aquello que dice:

...No sé qué libro mirar
qué revista ver
la tele se acaba
qué se puede hacer
mi mente empieza a vibrar
de tanto pensar
que no hay nada claro
en mi soledad

Perdido en mi habitación
con todo al revés
se pasan las horas
sin saber qué hacer...

Comentarios

Unknown dijo…
Ay mi buen Vic... creo que estamos viviendo la verdadera epidemia... EL ABURRIMIENTO! Yo ya no se adonde voltear. En realidad, no es por no tener que hacer... hay mucho tiradero en la casa, me traje mucho trabajo de la oficina.. hasta he jugado con mi Xbox... pero el hecho de tener presente todo el tiempo que 'algo' esta mal en la calle... que el mundo esta fuera de lugar, simplemente es desesperante.

El jueves me valio madre y nos fuimos a los Viveros. Con cubrebocas, y todo. Pero aun asi, el salir a la calle no se siente igual de bien. Esta pinche epidemia ya me esta volviendo loco. Subele a Mecano!!
Capitan Frio dijo…
¿Te caga el aburrimiento?

Jejejejeje...

Entradas más populares de este blog

A veces me siento y pienso...

Fragmentos

La sensata insensatez de algunas mujeres