La Vida Moderna -De gustos, opiniones, críticas, agresiones y debates-
gusto.
(Del lat. gustus).
3. m. Placer o deleite que se experimenta con algún motivo, o se recibe de cualquier cosa.
4. m. Propia voluntad, determinación o arbitrio.
5. m. Facultad de sentir o apreciar lo bello o lo feo.
10. m. Manera de apreciar las cosas cada persona.
11. m. Capricho, antojo, diversión.
12. m. Afición o inclinación por algo.
El gusto es algo íntimo, único, aunque coincida con millones. Tan especial que, a veces, ni en la misma familia hay dos personas con gustos iguales. Es infinitamente diverso, sabores, colores, historias, política, música, cine, pintura, ciencia, físico, sexo, etc. Se disfruta tanto que deseamos compartirlo y unirnos a los que les gusta lo mismo; por eso nos contraría encontrar a personas (bestias salvajes, bárbaros) a las que nuestro gusto les parece extraño. Hablar primores de nuestro gusto, de por qué debe ser aceptado, o el imponerlo a otros es un yerro absoluto, es imposible saber lo que siente el otro al preferir algo y los niveles de placer que obtiene por su gusto. El gusto está arraigado a nuestra historia personal, por lo que es irrepetible y nada editable. Decirle a una persona que está equivocada porque prefiere X en lugar de Y es tan falto de sentido común como todo lo humano. Quien se cree que puede atreverse a decir que un gusto es erróneo seguramente cree que alguien murió y lo dejó encargado.
opinión.
(Del lat. opinĭo, -ōnis).
1. f. Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable.
Las opiniones son diferentes al gusto, pues son como calcetines o calzones o playeras, son favoritas pero pueden -y deben- cambiarse sin mucho problema, sólo basta que alguien versado en algún tema X nos argumente de forma irrefutable, nos acorrale con verdades y nos abofetee con la certeza del tema en cuestión. Las opiniones son formadas por el empirismo o el conocimiento de algo, por lo que nuevos datos pueden hacer que cambiemos la visión de ese algo determinado, claro, si somos inteligentes, si somos un conjunto de macacos babeantes, seguramente nos aferraremos al tema, a su inviolabilidad y a cualquier sinsentido que nos permita mantener un statu quo sin alterar.
crítico, ca.
(Del lat. critĭcus, y este del gr. κριτικός).
8. f. Examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc.
9. f. Conjunto de los juicios públicos sobre una obra, un concierto, un espectáculo, etc.
10. f. Conjunto de las personas que, con una misma especialización, ejercen la crítica en los medios de difusión.
11. f. murmuración.
12. f. censura (‖ reprobación).
Todo mundo es un crítico, claro, es mucho más fácil que no serlo. Ser crítico es una delgada línea entre la honestidad y la más pura y abusiva de las envidias. Criticar es como un deporte que todos creen que saben y pueden practicar sólo porque requiere boca y lenguaje articulado; nada más alejado de una verdad, ser crítico requiere de un gran porcentaje de honestidad y control de emociones, para ser neutro y no alabar en exceso (lisonja) o despreciar y censurar sin necesidad (coraje, envidia, celo, etc.). Criticar las faltas o excesos de una creación humana es normal, sano y esperado, obsesionarse con ello y machacar por horas, días, meses o años es humano, moderno, trendy, muy Facebook, muy Twitter y totalmente falto de inteligencia.
La crítica que funciona es aquella que deja al crítico satisfecho ante el ejercicio de un deber y al criticado con la consigna de revisar su camino y con ansias de superar obstáculos. La crítica estúpida, inútil y falsa, es aquella que deja al crítico con la sensación de haber triunfado y al criticado con ganas de hacer rollo tal afrenta y clavarla muy cerca del alma del emisor para quitarle su estúpida sonrisa.
agresión.
(Del lat. aggressĭo, -ōnis).
1. f. Acto de acometer a alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño. U. t. en sent. fig.
2. f. Acto contrario al derecho de otra persona.
Contraríar es lo de hoy sin importar el tema. Todo lo dicho será usado en tu contra, todo el silencio y toda réplica también; por el puro hecho de decirlo se merece el castigo impuesto por los semidioses del conocimiento (o demonios de la envidia). Agredir es un acto cobarde pero lo es al doble al disfrazarlo de interés, de opinión no pedida, de crítica regalada, es el abuso de una boca que no está bien puesta. En las redes sociales es común dar con doctos conocedores, especialistas en todo, propinando zurras bíblicas a los que expresan gustos o profieren opiniones; las redes son los puentes bajo los que viven los trolls. El agresor busca ganar, salirse con la suya en la propia casa virtual del agredido, es cogérselo delante de los amigos, es humillar, es, desde luego, una cuestión de "pitochiquitez" (o "boobieplanez") que sólo logran superar madreando a los demás como los pequeños bullies que son, tienden a arrojar la piedra, esconder la mano, alegar cariño, un sano deseo de debatir, insultan, se quejan y se extrañan de que los amigos los abandonen.
Habría que entender que cada página de una red social, por más pública que sea, es propiedad del autor, es un espacio propio, la famosa frase de "si no quieres que te juzguen no lo digas" es una falsa premisa, es un engaño para retar a los demás. Cada quien es libre de expresar sin tener, obligatoriamente, que ser juzgado por los que considera amigos (que tienen el derecho de emitir juicios, pero también, se supone, que tienen autocontrol). La empatía se va perdiendo, la inteligencia se ha evaporado y sólo queda la desesperación por chingarse al resto, como si hubiera puntaje, premios o el cielo musulman esperando al final de esto.
Se habla porque se tiene boca o se escribe porque se tienen dedos y teclado...
Intrigado ante el creciente uso de la palabra debate en cada pleito de verduleras en la red, me encontré las recomendaciones para participar en un debate (y no en una pelea de lavaderos de película de Cantinflas) interesante ver los puntos a considerar:
Ser breve y concreto al escribir.
Ser tolerante respecto a las diferencias.
No subestimar al otro.
No escribir en exceso para así dejar intervenir a los demás, evitando la tendencia al monólogo y la monotonía.
No burlarse de la intervención de nadie.
Evitar escribir en mayúsculas para parecer que se le grita al interlocutor.
Escribir con seguridad y libertad, sin temor a la crítica.
Acompañar las críticas con propuestas.
Leer atentamente y comprender la lectura para responder de forma adecuada.
Hacer un uso preciso del lenguaje para mayor claridad del contenido del mensaje (interrogación, exclamación, indicativos de fin de enunciación, pausas, etc).
La pregunta, a todos los que aseguran de ser buenos debatiendo en las redes sociales, ¿cumplen con estos puntos?
O cumplen con estos otros:
Extenderse hasta la nausea sin argumentos ni control
Intolerantes a toda idea distinta a las propias
Consideran estúpidos a los demás
Suplican a los amigos que los apoyen trolleando
No paran de intervenir, alegando cualquier cosa
Ironizan en cada punto
Su única propuesta es "acepta que estás mal"
Olvidan el uso correcto del lenguaje y se clavan en insultar como marineras suecas borrachas en esteroides.
Evidentemente no se puede debatir un gusto, se puede debatir la filosofía, la política, la realización de una obra artistica, televisiva o cinematográfica, corrientes científicas, las religiones, la cacería, la cocina, las formas de pelar gallinas o, hasta, cómo coser los botones de una sotana. Pero no se puede debatir una historia real, una vida, un sentimiento pero sí sus conceptos y los ideales. Todo debate debe tener un tiempo, un espacio, un ganador y un fin; bueno, dos en realidad, un fin en el sentido de alcance de objetivos y otro fin que sea el del "tan-tán se acabó".
Todo es susceptible de ser criticado, pero, merece serlo? A poco tan importante resulta Procopio X en la vida de todos que lo que dice/escribe debe ser profundamente revisado? Es la vida de los demás tan vacía que el comentario de Rogaciano N les levanta ámpula? Tan poco valen sus ideas que tiene que enfrentarlas frente a todos por cualquier motivo?
La próxima vez que el gusano de la holgazanería anímica los compela a "debatir" (mejor conocido como pelear a lo pendejo con un amigo) recuerden estas sabias frases:
"The ability to speak does not make you intelligent."
Qui Gon Jinn
-y les va a hacer recapacitar más si consideran que se la dijo a Jar-Jar-
Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente
Groucho Marx
-la version original se le atribuye a Pitágoras de Samos-
Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo.
Platón
-A ver, discútanle-
(Del lat. gustus).
3. m. Placer o deleite que se experimenta con algún motivo, o se recibe de cualquier cosa.
4. m. Propia voluntad, determinación o arbitrio.
5. m. Facultad de sentir o apreciar lo bello o lo feo.
10. m. Manera de apreciar las cosas cada persona.
11. m. Capricho, antojo, diversión.
12. m. Afición o inclinación por algo.
El gusto es algo íntimo, único, aunque coincida con millones. Tan especial que, a veces, ni en la misma familia hay dos personas con gustos iguales. Es infinitamente diverso, sabores, colores, historias, política, música, cine, pintura, ciencia, físico, sexo, etc. Se disfruta tanto que deseamos compartirlo y unirnos a los que les gusta lo mismo; por eso nos contraría encontrar a personas (bestias salvajes, bárbaros) a las que nuestro gusto les parece extraño. Hablar primores de nuestro gusto, de por qué debe ser aceptado, o el imponerlo a otros es un yerro absoluto, es imposible saber lo que siente el otro al preferir algo y los niveles de placer que obtiene por su gusto. El gusto está arraigado a nuestra historia personal, por lo que es irrepetible y nada editable. Decirle a una persona que está equivocada porque prefiere X en lugar de Y es tan falto de sentido común como todo lo humano. Quien se cree que puede atreverse a decir que un gusto es erróneo seguramente cree que alguien murió y lo dejó encargado.
opinión.
(Del lat. opinĭo, -ōnis).
1. f. Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable.
Las opiniones son diferentes al gusto, pues son como calcetines o calzones o playeras, son favoritas pero pueden -y deben- cambiarse sin mucho problema, sólo basta que alguien versado en algún tema X nos argumente de forma irrefutable, nos acorrale con verdades y nos abofetee con la certeza del tema en cuestión. Las opiniones son formadas por el empirismo o el conocimiento de algo, por lo que nuevos datos pueden hacer que cambiemos la visión de ese algo determinado, claro, si somos inteligentes, si somos un conjunto de macacos babeantes, seguramente nos aferraremos al tema, a su inviolabilidad y a cualquier sinsentido que nos permita mantener un statu quo sin alterar.
crítico, ca.
(Del lat. critĭcus, y este del gr. κριτικός).
8. f. Examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc.
9. f. Conjunto de los juicios públicos sobre una obra, un concierto, un espectáculo, etc.
10. f. Conjunto de las personas que, con una misma especialización, ejercen la crítica en los medios de difusión.
11. f. murmuración.
12. f. censura (‖ reprobación).
Todo mundo es un crítico, claro, es mucho más fácil que no serlo. Ser crítico es una delgada línea entre la honestidad y la más pura y abusiva de las envidias. Criticar es como un deporte que todos creen que saben y pueden practicar sólo porque requiere boca y lenguaje articulado; nada más alejado de una verdad, ser crítico requiere de un gran porcentaje de honestidad y control de emociones, para ser neutro y no alabar en exceso (lisonja) o despreciar y censurar sin necesidad (coraje, envidia, celo, etc.). Criticar las faltas o excesos de una creación humana es normal, sano y esperado, obsesionarse con ello y machacar por horas, días, meses o años es humano, moderno, trendy, muy Facebook, muy Twitter y totalmente falto de inteligencia.
La crítica que funciona es aquella que deja al crítico satisfecho ante el ejercicio de un deber y al criticado con la consigna de revisar su camino y con ansias de superar obstáculos. La crítica estúpida, inútil y falsa, es aquella que deja al crítico con la sensación de haber triunfado y al criticado con ganas de hacer rollo tal afrenta y clavarla muy cerca del alma del emisor para quitarle su estúpida sonrisa.
agresión.
(Del lat. aggressĭo, -ōnis).
1. f. Acto de acometer a alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño. U. t. en sent. fig.
2. f. Acto contrario al derecho de otra persona.
Contraríar es lo de hoy sin importar el tema. Todo lo dicho será usado en tu contra, todo el silencio y toda réplica también; por el puro hecho de decirlo se merece el castigo impuesto por los semidioses del conocimiento (o demonios de la envidia). Agredir es un acto cobarde pero lo es al doble al disfrazarlo de interés, de opinión no pedida, de crítica regalada, es el abuso de una boca que no está bien puesta. En las redes sociales es común dar con doctos conocedores, especialistas en todo, propinando zurras bíblicas a los que expresan gustos o profieren opiniones; las redes son los puentes bajo los que viven los trolls. El agresor busca ganar, salirse con la suya en la propia casa virtual del agredido, es cogérselo delante de los amigos, es humillar, es, desde luego, una cuestión de "pitochiquitez" (o "boobieplanez") que sólo logran superar madreando a los demás como los pequeños bullies que son, tienden a arrojar la piedra, esconder la mano, alegar cariño, un sano deseo de debatir, insultan, se quejan y se extrañan de que los amigos los abandonen.
Habría que entender que cada página de una red social, por más pública que sea, es propiedad del autor, es un espacio propio, la famosa frase de "si no quieres que te juzguen no lo digas" es una falsa premisa, es un engaño para retar a los demás. Cada quien es libre de expresar sin tener, obligatoriamente, que ser juzgado por los que considera amigos (que tienen el derecho de emitir juicios, pero también, se supone, que tienen autocontrol). La empatía se va perdiendo, la inteligencia se ha evaporado y sólo queda la desesperación por chingarse al resto, como si hubiera puntaje, premios o el cielo musulman esperando al final de esto.
Se habla porque se tiene boca o se escribe porque se tienen dedos y teclado...
Intrigado ante el creciente uso de la palabra debate en cada pleito de verduleras en la red, me encontré las recomendaciones para participar en un debate (y no en una pelea de lavaderos de película de Cantinflas) interesante ver los puntos a considerar:
Ser breve y concreto al escribir.
Ser tolerante respecto a las diferencias.
No subestimar al otro.
No escribir en exceso para así dejar intervenir a los demás, evitando la tendencia al monólogo y la monotonía.
No burlarse de la intervención de nadie.
Evitar escribir en mayúsculas para parecer que se le grita al interlocutor.
Escribir con seguridad y libertad, sin temor a la crítica.
Acompañar las críticas con propuestas.
Leer atentamente y comprender la lectura para responder de forma adecuada.
Hacer un uso preciso del lenguaje para mayor claridad del contenido del mensaje (interrogación, exclamación, indicativos de fin de enunciación, pausas, etc).
La pregunta, a todos los que aseguran de ser buenos debatiendo en las redes sociales, ¿cumplen con estos puntos?
O cumplen con estos otros:
Extenderse hasta la nausea sin argumentos ni control
Intolerantes a toda idea distinta a las propias
Consideran estúpidos a los demás
Suplican a los amigos que los apoyen trolleando
No paran de intervenir, alegando cualquier cosa
Ironizan en cada punto
Su única propuesta es "acepta que estás mal"
Olvidan el uso correcto del lenguaje y se clavan en insultar como marineras suecas borrachas en esteroides.
Evidentemente no se puede debatir un gusto, se puede debatir la filosofía, la política, la realización de una obra artistica, televisiva o cinematográfica, corrientes científicas, las religiones, la cacería, la cocina, las formas de pelar gallinas o, hasta, cómo coser los botones de una sotana. Pero no se puede debatir una historia real, una vida, un sentimiento pero sí sus conceptos y los ideales. Todo debate debe tener un tiempo, un espacio, un ganador y un fin; bueno, dos en realidad, un fin en el sentido de alcance de objetivos y otro fin que sea el del "tan-tán se acabó".
Todo es susceptible de ser criticado, pero, merece serlo? A poco tan importante resulta Procopio X en la vida de todos que lo que dice/escribe debe ser profundamente revisado? Es la vida de los demás tan vacía que el comentario de Rogaciano N les levanta ámpula? Tan poco valen sus ideas que tiene que enfrentarlas frente a todos por cualquier motivo?
La próxima vez que el gusano de la holgazanería anímica los compela a "debatir" (mejor conocido como pelear a lo pendejo con un amigo) recuerden estas sabias frases:
"The ability to speak does not make you intelligent."
Qui Gon Jinn
-y les va a hacer recapacitar más si consideran que se la dijo a Jar-Jar-
Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente
Groucho Marx
-la version original se le atribuye a Pitágoras de Samos-
Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo.
Platón
-A ver, discútanle-
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