La Vida Moderna -...se nos murió un Batman-
Se murió Adam West...
Me dolió -no me tiré a llorar como plañidera y tampoco sentí que mi infancia moría-, fue ese tipo de dolor que te da al saber que se extinguió una vida humana; un hombre que dedico su vida, bien o mal, al entretenimiento, a ser una estrella (las leyendas dicen que cuando vino a México en la CONQUE del 99 se portó muy diva con los fans, cosa que no pude vivir de cuerpo presente) y que, de alguna forma nos dio muchos momentos que se volvieron recuerdos de una época alegre. Siempre es triste que se vaya alguien que siempre estuvo ahí.
Yo, como muchos, conocí a Adam West en el programa de Batman y para mí era Batman, era igualito a la gran mayoría de historias de Dick Sprang que plagaban los cómics que andaban rodando por la casa, incluso los helados gigantes y los escenarios extraños y llenos de máquinas muy locas. sí, en ese momento ESE era BATMAN.
Debo aceptar que en ese entonces -y muy poco actualmente- no era muy fan de Batman; mi amor entero pertenecía al cuarteto de azul y negro con su cuatro en el pecho, ya fuera en papel o en animación pero, desde luego, no podía dejar de embelesarme con un programa con seres humanos que ERAN los personajes de los cómics, no como el programa de Superman (que en realidad tiene lo suyo y que le dio mucho a la leyenda del Hombre del Mañana), en el que todos los malos eran gangsters y no había un Luthor, un Brainiac, un Parasite... Obvio como niño me encantaba verlo volar y romper paredes, pero de ahí no pasaba. Batman tenía su galería de villanos coloridos y estrafalarios, eran fantásticos!
Batman, por su lado, era genial, bailaba, se dejaba seducir, era millonario, daba buenos consejos, pensaba en los demás, era un poco aguafiestas, siempre pensando en hacer el bien y tenía algo que lo hacía igual al personaje que veía en los cómics, sonreía y ¡vaya que la sonrisa era ganadora!
La serie terminó, pero nos acompañó por décadas, Adam West y Burt Ward seguían combatiendo el crimen en Ciudad Gótica mientras sus fans originales crecían y empezaban a ver en la serie motivos para ridiculizar y sentir penita ajena. Mientras, los que no sólo veíamos la serie seguíamos a Batman en los cómics y la diferencia era apabullante y sabíamos distinguir los tipos de Batman que existían (El de los cómics -o sea, el real- el de la serie de acción en vivo, el de los Superfriends y el de las diversas series animadas a lo largo del tiempo). Obvio los chavos normales nos agredían por ser ñoños y nerds y siempre usaron frases del programa para molestar, recuerdo una, en voz de uno de los tantos bullies, que cuando te encontraban un cómic exclamaban "santas vergas voladoras Batman!" (los pobres pendejos no podían distinguir entre Kaliman, Spider-Man y Batman) y, sobre todo, el típico ataque sexual diciendo que Batman y Robin eran putos.
Poco a poco nos distanciamos de la serie y muchos llegaron a maldecirla ya que, consideraban, que toda burla al mundo del cómic venía desde esa serie ridícula; claro, como todo el que no entiende se culpo al mensajero y no al emisor y, como si todo hubiera sido su idea, decidieron maldecir a Adam West. El estigma del Batman ridículo nunca se le quitó y menos después de 1985 cuando Batman quedó transformado para siempre.
The Dark Knight Returns junto con Watchmen alteraron para siempre la visión que tenía el mundo de los super-héroes y dieron un giro a la industria del cómic (tanto giró que actualmente se está tratando de volver a las historias menos dark que han prevalecido los últimos treinta años). En medio de esta vorágine y con una película de Tim Burton en puerta West hizo algo que lo siguió estigmatizando al considerarse el único Batman y se presentó ante el mundo como un aferrado que quería volver al papel que había interpretado 20 años antes (y si ya muchos lo criticaban por ser el Batman panzón, bueh... Aunque las siguientes elecciones de cast para el personaje dejaron mucho que desear).
El hecho es que el señor deambuló por aquí y por allá, haciendo cameos como él mismo en programas de tv, dando voz a diversos personajes y apareciendo en convenciones de cómics para firmar autógrafos (cobraba y no lo digo como algo malo, es muy válido sacar para las cervezas) y dar pláticas y ondas tipo así.
El rollo es que, murió, y creo que aun no se enfriaba cuando salió la legión de idiotas a celebrar la muerte del hombre que casi destruye a Batman; pobres, supongo que son jóvenes o simples viejos mensos que desconocen la historia del personaje, gente que cree que Batman es Batman gracias a Frank Miller, pero no, Batman existió antes y sí, fue ridículo y heroico y bobo y oscuro y tuvo un traje de arcoiris y nalgeó a Dick por respondón. Batman es un producto que refleja las ansiedades, gustos, estilos gráficos y narrativas del momento, ya volverá a ser ridículo y volverá a oscurecerse, pero no importa, así es la industria del cómic.
Lo que siempre voy a agradecer es que existió un Adam West que en su momento se vistió de murciélago, que ayudó a catapultarlo a la cima de la cultura pop y que estando ahí, le permitieron el lujo de bailar el batusi y que siempre estará ahí, en el mismo baticanal a la misma batihora.
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