La Vida Moderna -tolerancia-

"Uno de cada 3 mexicanos no quiere ser vecino de un homosexual y uno de cada 5 rechazaría convivir con alguien que practique una religión distinta, de acuerdo con una encuesta"

REPROBADOS EN TOLERANCIA

ÓSCAR CAMPOS / MÁS POR MÁS / 10 DE MARZO 2014

...y bueno, antes de iniciar con el rasgadero de vestiduras, el baño de ceniza y las marchas por una sociedad más igualitaria, me gustaría mucho analizar algunos detalles. Digo, siempre es muy fácil desenterrar el hacha de guerra y lanzarse gritando consignas sin detenerse a pensar un poco; las encuestas son tan reales o ficticias como las desee una determinada empresa, departamento, Secretaría de Estado o candidato a puesto gubernamental. Yo siempre me he preguntado por qué nunca he sido encuestado ni la gente cercana a mí ni los menos cercanos, vamos, ni los primos más lejanos... Eso genera que, para mí, las encuestas sean como premios de sabritas, coca-cola o marinela y hasta no conocer a alguien real que haya ganado un premio (o participado en una encuesta) podré creer que son "de a devis" (quién les dice que estos changos no inventan su encuestita, se la aplican a diez orangutanes que tenían cerca y luego los multiplican por mil, los dividen por seis y los exponen a la "n" potencia y ¡zas! ya tienen una encuesta nacional).

Ahora pasemos a ver qué se nos dice de la famosa palabra:

tolerancia.
(Del lat. tolerantĭa).

1. f. Acción y efecto de tolerar.
2. f. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.
3. f. Reconocimiento de inmunidad política para quienes profesan religiones distintas de la admitida oficialmente.
4. f. Diferencia consentida entre la ley o peso teórico y el que tienen las monedas.
5. f. Margen o diferencia que se consiente en la calidad o cantidad de las cosas o de las obras contratadas.
6. f. Máxima diferencia que se tolera o admite entre el valor nominal y el valor real o efectivo en las características físicas y químicas de un material, pieza o producto.

OK... Entonces la tolerancia significa respeto y no, como mucha gente cree, "te callas y te chingas", o sea, una persona puede tolerar la existencia de algo, pero no necesariamente verse obligado a vivir, convivir o buscar estar con ese algo y NADIE puede obligar a otro a pasar por eso.

Tolerancia, al igual que las palabras democracia, solidaridad, esperanza, católico, entre otras, ha sido secuestrada para alterar, de muchas formas, su verdadero sentido y concepto. La sociedad mexicana es, por mucho, una de las más tolerantes del mundo entero, mucho más de lo que los diversos grupos minoritarios o políticos quieren hacernos creer. Si, es verdad que en apariencia la sociedad es conservadora y poco liberal, sin embargo ahí está la clave, en la palabra "apariencia" (es común conocer homosexuales de Nuevo León, Guanajuato, Chihuahua, Jalisco y los otros 27 estados en la marcha gay que están casados y llenos de hijos que se vienen esos días a "congresos" en el D.F. alegando que en sus pueblos son retrógradas, sin darse cuenta que están cumpliendo con un rol definido por la moral de su sociedad y que más adelante ellos obligarán a otras generaciones a actuar igual).

Los medios de comunicación, la política y las religiones son grupos manipuladores que, sin tocarse el corazón (porque no tienen), están dispuestos a agredir o ensalzar de acuerdo a sus necesidades momentaneas; así un día un asesino de manufactura nacional será ejecutado en otro país por una cantidad terrible de crímenes, estos grupos de poder lo convierten  en un mártir víctima de racismo, intolerancia y abuso y logran rescatarlo, traerlo de vuelta, ofrecerle un puesto y les importa un comino lo que termine haciendo; mientras, muchos científicos o artistas mexicanos viven experiencias extraordinarias, ganan premios o reconocimientos en otros países y ni quién se entere (porque la inversión en reconocerles nunca se recupera, ni económica ni políticamente hablando, como lo hace con un criminal).

Los grupos de poder viven inventando clichés sociales que son soportados por la moral y la ética de la época, mismos que se perpetúan hasta que dejan de ser convenientes; éstos se transforman en efectos de apariencia que son permitidos dentro del margen delimitado por los creadores, así los seguidores religiosos deben actuar de tal o cual forma, las minorías y los activistas políticos de otra, si se brincan las trancas corren el riesgo de ser excluidos. Aquí es en donde entra el daño aparente o de apariencia, ya que la sociedad, por acuerdo tácito, cree en el cliché, aunque en la práctica diaria ni siquiera lo considera. Muchos padres de homosexuales, que saben su situación y aman a sus hijos, muestran consternación al enterarse de la homosexualidad de otras personas, sin que esto los convierta en recalcitrantes homófobos.

Decir que la sociedad mexicana reprueba en tolerancia es una gran mentira, basta leer un poco de historia y darnos cuenta que somos un pueblo paciente y tolerante hasta la abulia (esquina con bola de pend... discapacitados cognitivos dejadotes). Toleramos a los políticos, seguimos a líderes religiosos falsos, mantenemos vivas las fantasías de actores y cantantes que no lo son, pagamos impuestos, tenemos a Televisa y TVAzteca, a Telmex, CFE, partidos políticos a los que mantenemos sin importar que no hagan nada más que gastar millones (de nuestros impuestos) en propagandas para ayudar a los pobres (a seguirlo siendo), etc.

¿Qué tiene de extrañar que las encuestas hechas por esos grupos, pensando en el arraigo de los clichés, generen estas respuestas que confrontan la natural tolerancia del mexicano con lo que este cree que se espera de él (el cliché del hombre muy hombre y la mujer muy casta)? Los hombres y las mujeres gay somos escandalosos, impúdicos, sexuales, promiscuos, enfermos de SIDA, damos mal ejemplo y somos peligrosos; los drogadictos son violentos, ladrones, enfermos, asesinos en potencia, no son productivos y si muy peligrosos; los grupos de otras religiones son intolerantes, diferentes, raros, tienen ritos extraños; así, si desglosamos las etnias, las afiliaciones políticas o las ideologías, nos toparemos con apariencias que nada tienen que ver con una realidad, en lo palpable y en lo racional.

¡Así, muy mal mirado, ni yo querría vivir junto a personajes tan pintorescos! ¡Guácala! 

No sería raro que, aprovechando las presuntas respuestas a esta encuesta, algún politiquillo o grupo de empresarios, religiosos o de medios de comunicación jale agua para su molino y traten de justificar un gasto, una campaña o una futura entrada de dinero con el apoyo incondicional de una sociedad democrática y solidaria, una sociedad llena de hombres y mujeres que miran al mañana sin miedo llenos de esperanza, una sociedad benevolente y tolerante, una sociedad como la mexicana.

Si, lo juro, esto último es sarcasmo...

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