La Vida Moderna -el diablo-

Isaías 14:12-15
12 !!Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.
15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.

Esta es una de tantas versiones del origen del diablo, en otras, es un ángel celoso de los humanos y la gota que derrama el vaso es que dios les pide a los ángeles que se postren humildes frente a los hombres y éste dice "nel, ni madres", arma la rejolina y resulta expulsado antes del final del partido.

El pobre diablo no tiene, en realidad, un origen. Es mencionado como un ángel curioso, acusador que, efectivamente, es como un hermano mayor celoso y desconfiado de los humanos. Siendo la biblia un libro que se formó de préstamos de muchas religiones antiguas y de alteraciones de continuidad retroactivas, no todos sus personajes se mantienen coherentes (ni dios... pero bueno) y, posiblemente, el demonio es el más afectado.

Su primera mención es en el jardín del paraíso, en donde en forma de serpiente tienta a Eva (no de esas testereadas onda metro en hora pico, no, tienta de tentación que no de andar agarrando, ok?), apelando al deseo de libertad y conocimiento "sereís como dioses" comenta al proponerles la maldad de comer el fruto prohibido por dios. O sea, si esa serpiente estaba en el paraíso, creación pluscuamperfecta del señor, no llegó sola ¿no?, alguien fue y la puso, exprofeso, para que cumpliera con un papel específico.

Al igual que la mayoría de los ángeles, no tiene ningún papel definido hasta la famosa (y horrible) historia de Job; Satán (en el papel de fiscal de Distrito) le pide a dios que le deje demostrar que los humanos lo aman sólo si les da, va y agarra al más santo de todos, el buen Job, y le ponen una chinga del 4 y medio, éste pierde todo, TODO, familia, propiedades y salud, pero es como precursor de las heroínas de las telenovelas mexicanas y aguanta hasta el final con su fe intacta, Luzbel se retuerce de coraje, se va pateando latas y dios, complacido con la fe de Job, le da otra familia, otras propiedades y mucha salud (yo en ese momento me hubiera convertido al budismo en agradecimiento).

Un poder muy padre, y con un uso muy estúpido por parte del demonio, es el de la posesión. Nunca he podido entender por qué al poseer a los seres humanos, el muy tarugo siempre decía que era él... Onda, "estoy actuando muy raro, ya te fijaste, no soy yo, soy el diablo". Si tienes el poder de poseer cuerpos ajenos para crear desgracias y desastres, ¿no sería mejor hacerlo sin publicidad? Ya después de logrado el entuerto podría reclamar la autoría, ¿pero antes?

Aparece en tiempos de Jesús y lo quiere tentar (y no como en el último vagón del metro, eh?; repito, tentación que no tentoneo), pero bueno, ya sabemos que "blah blah" y que el diablo no sé qué y que Jesús onda tipo bien y super cool. Sobra decir que al diablo no le fue bien y todo atufado se fue con su tambor a hacer ruido otro lado.

Bueno, ese es el gran enemigo de dios, por lo menos en obras cometidas que consten en el libro sagrado de la cristiandad. Al parecer al diablo se le teme más por lo que no ha hecho (el futuro Apocalipsis) que por lo que (supuestamente) hizo (a mí, en lo personal, me aterran más el diluvio, las matanzas ordenadas contra los pueblos enemigos, las ciudades destruidas, el perder 40 años a un pueblo entero, las plagas y otros berrinches de un ser todopoderoso).

Durante la conversión del Imperio Romano al cristianismo, una de las acciones más comunes era "satanizar" a todas las deidades anteriores (especialmente a los dioses paganos, o sea, aquellos de ámbito bucólico, generalmente los de fertilidad con características animales y humanas) y es ahí en donde el diablo pasa de ser aquel ángelical tentador a ser un remiendo de sátiro y cualquier animalejo lugareño, en fin, un remedo de humano y naturaleza. Este es el diablo al que se le va a temer por casi 1600 años. Un ser inventado fuera de la religión.

Lucifer se volvió el hit del momento, ya que las antiguas religiones, con un arraigo de miles de años no se olvidaron de un día para otro, se necesitaron matanzas y torturas para convencer a los creyentes que esos dioses eran malos (paradójico ¿no?) y, aun así, las costumbres ancestrales de medicina herbolaria, astronomía y astrología empírica continuaron por siglos (afortunadamente) hasta que fue necesario crear el concepto de brujería, como algo malo, y los medios para aplacarla como el Tribunal del Santo Oficio (desafortunadamente), por lo que el diablo sufrió de maridaje con brujas, alquimistas y cualquier persona considerada hereje (en general, todo aquel que persiguiera el conocimiento por medios científicos no dogmáticos y/o dogmáticos pero que no estuvieran dentro de los preceptos cristianos).

El diablo parecía más caritativo que el mismísimo dios, que permitía que pueblos enteros perecieran por peste y guerras, ya que él ofrecía curas, tranquilidad, belleza y fortuna por el módico precio del alma, a recolectar a la muerte del usuario; en cambio, dios pedía obediencia, fe ciega, devoción absoluta y, aun así, si su voluntad era que uno valiera pa'lo que se le unta al queso... ¡Adios muchachos!

Durante la Edad Media al diablo le dió por poseer a todo mundo, por motivos desconocidos y por cualquier tontería (
es famoso el caso de la monja que, por no persignar su lechuga, ¡ZAS! que se le mete el diablo), lo curioso es que siempre se iba contra pobres diablos absolutamente X y no contra personalidades poderosas y llenas de fama, onda tipo bien y así.

Poco a poco dios fue quedando en silencio y sólo el diablo hacía ruido, la gente terminó por tenerle más miedo al diablo que a dios. Terremotos, inundaciones, epidémias, guerras, todo era culpa del diablo ya que, en algún momento, le agarró ojeriza a la obra de dios. Digo, no le costaba nada irse a destruir galaxias lejanas, acabar con civilizaciones extraterrestres o hacer estallar estrellas por puro gusto, pero no, al parecer este era su lugar favorito para hacer diabluras.

Poco a poco la humanidad ha ido dejando de lado las supersticiones y ha abrazado el conocimiento (claro, en un porcentaje muy pequeño aun, ya irá creciendo), ahora se sabe por qué tiembla, el por qué de las enfermedades, se hace lo posible por evitar las guerras o se publicitan con lujo de detalle y se presentan en vivo por tv. La presencia del diablo se ha ido relegando a estrella de cine, personaje de literatura de ficción, a secreto en las letras furris de cantantes chafas (recedebo sebed, recedebo sebed, recedebo sebed, recedebo sebed, recedebo sebed, recedebo sebed) y a pastorelas cada fin de año; no es de extrañar (aclarando que no es trabajo de él mismo, como juran muchos religiosos) que la gente vaya despertando ante las evidencias de la no existencia de éste y otros personajes mitológicos. Claro, es triste pensar en el éxodo, de un personaje de tan rancio abolengo, tan aterrador, tan "v'lan, tan pschutt", desde los altos nichos de la psique humana (más que príncipe de las tinieblas es como soberano de la culpa) hasta los oscuros rincones del olvido.

Si nos ponemos muy exigentes, la historia del diablo es más triste que despiadada (salvo el pasaje ojete con Job), no pasa de ser un pobre chivo expiatorio de un dios muy abusivo que nunca dió paso sin huarache (desde el Génesis ya lo estaba utilizando) y de una humanidad muy perra que le encanta tirar la piedra y esconder la mano; como ejemplo del mal, el demonio ha ido quedando muy corto, muy pobre, muy supervillano "ñaka-ñaka" de los 50 (creo que Ozymandias es más cabrón en pocas páginas que el diablo en su vida entera).

A través de los siglos, la humanidad ha dejado de lado a muchos personajes míticos, a veces por la razón, a veces por la fuerza, que es digno reconocer que todos ellos no son más que aspectos del comportamiento humano llevado al extremo para ser usados como ejemplos morales o éticos, por lo que siempre serán dignos de compasión y simpatía.

Si, debo admitir que a veces me da por sentir simpatía por el diablo (ay, chiquitooooo...).

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