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Mostrando las entradas de enero, 2013

-Picahielos- El amor ahora

Las manos que antes flotaban unidas en la calidez de sus emociones dieron rienda suelta a la frialdad y su tacto se volvió un carámbano listo para herir. La cornucopia de sonrisas, besos y mimosos nombres absurdos se tornó una frugal línea que apenas se distinguía frente a la necesidad de expresar reclamos, mentiras y reproches. Los latidos sincronizados, cómplices de locuras, placeres y secretos se desbocaron por colinas diferentes y escarpadas, llevándose las exhalaciones, los suspiros y jadeos, dejando sólo la asfixia. La humedad dejó paso a una sequedad áspera y dolorosa que no evocaba deseo ni pasión alguna. Juntos miraron satisfechos las ruinas de lo que no construyeron. Se engañaron con una mueca simple, se disculparon por no ser lo que en realidad llevan por dentro, ufanos en la capacidad de mentirse a sí mismos se alejaron confiando en su desconfianza, con las manos llenas de la simiente que no dejará que nada crezca y adorando el miedo que los separa. Hubo amor en s

La Vida Moderna -La Libertad-

Eso me desperté pensando... ¿Qué onda con la libertad? Mucho blah-blah, mucho escrito sobre ella, millones de cerebros que le han dado mil vueltas argumentando tantas cosas, inútiles, absurdas y, sobretodo, falsas. ¡Oh sí! Me descubro un no creyente de la libertad o por lo menos de ese concepto tan sobado. No somos libres. Lo intentamos, la inventamos, la adoramos y no la tenemos. Nuestra propia naturaleza nos impide ser libres, necesitamos limitaciones, nuestra mente es peligrosa y nuestras acciones más. Más tardamos en inventar un arma que utilizarla para descabezar paisanos. Tan pronto nos hicimos poseedores surgió la idea de arrebatar. No hace falta ir muy lejos para descubrir que hasta el amor está siempre en riesgo. Sin leyes que limiten, sólo hay caos. Claro que podríamos alegar que la libertad está ahí, a pesar de las limitaciones y nos quedamos tranquilos sabiendo que mi libertad termina en donde empieza la de los demás y viceversa. Así el mundo es feliz y todo

En el sueño...

El traqueteo del tren no cesaba mientras su prolongada sombra, proyectada sobre el seco pastizal, se extendía negra y rompía el reflejo de la luz moribunda de la tarde. Viejas bodegas de descarga, abandonados monumentos a la ambición del hombre, desgarraban la monotonía del paisaje de cuando en cuando. Solitarios perros deambulaban hambrientos, sin ritmo, sin rumbo. El brillo en tus ojos destellaba travieso y se confundía con el sol. Mientras el vaivén suave del vagón adormecía mis sentidos, el fresco de la temprana noche y el viento salado anunció la llegada del mar, a lo lejos, se escuchaba su calmada furia. Los lejanos brillos de los últimos besos de sol sobre el agua parecían bailar al ritmo acompasado del andar del tren. Distantes sonaban los agudos gritos de las gaviotas listas para buscar refugio entre los riscos. Tus ojos atrapaban la penetrante luz del sol que desaparecía y tu sonrisa se tornaba más cálida. Sobre el puente vimos a la luna tomar el control de la noche c

Mi estrella...

¿Para qué mirarla? ¿Para qué pedirle un deseo? Mi deseo es ella. Quiero estirar mi mano y tocarla suavemente. Que mis dedos recorran su totalidad. Apartar con mis manos nerviosas la oscuridad que la rodea y besarla sin recato. Acercarme lo suficiente para encontrar en ella al cielo y la promesa del infierno que nunca va a llegar. El paraíso está dentro de su ser. El placer en su calidez que arde perenne y suavemente. No hay mejor forma de ser vencido que entre los rayos de su abrazo que aferra y consume. Me arranca, me arrebata, me ciega.  Le pertenezco, sin duda. Tu fuego arderá dentro de tu eternidad, pero tu luz no me iluminará por siempre. ¿Para qué mirarla? ¿Para qué pedirle un deseo? Mi deseo es ella, soy suyo y del Universo que la contiene.

La ausencia de dios

De niño llegué a creer en dios. Pensé que era ese viejo de barba y  batón   fodongo , siempre molesto y con cara de pocos amigos. Nunca entendí la necesidad de partirlo en tres, de que su hijo -él mismo- se encarnara y se muriera y que el espíritu santo -él mismo- le hiciera de recadero. Peor aun era tratar de entender su voluntad, sus "maneras misteriosas", si él ya dijo "va", ¿de qué sirve rezar y pedirle? ¿Por qué caer de hinojos y suplicar? Que diferente era ver a esos dioses griegos y romanos, tan llenos de vida y erotismo; de deseos y fallas; lujuria y sufrimiento; soberbios y hermosos, la oración  servía para hacerles cambiar de opinión, era comprarlos, eran tan humanos. Mi pequeña -pero retorcida- mente no alcanzaba a entender la duda propia, ¿por qué  Jerusalem ?, tan  polvosa , ocupada, gente sufridora y lastimada. ¿Por qué ahí, en ese pueblo tan sin  glamour , estaba el verdadero dios? ¿Por qué eran falsos los dioses de pue

Para ti, Victoria Schussheim, con todo mi cariño.

Fue terrible descubrir que ya no estás aquí, que ya no habrá más oportunidades de leerte, de disfrutar ese modo tuyo tan intenso, tan vivo. Estás en ese arcón de recuerdos que nadie sabe en dónde está, pero que algunos le dicen corazón, otros mente, psique... Lo que sea. Te conocí, te admiré y te quiero mucho. Pero sobre todo, tuve la dicha de tus palabras -y extrañaré ese "cretino" tan bien acomodado que me dejabas caer como mazo, allá, en la casa de Avenida Toluca-. Acá faltó el "cretino", pero así es como siempre te recordaré. Victor Manuel Fernández Patiño Muerto de pena, te presento una de las entradas de un blog que perpetraba hace algún tiempo. Para cuando no tengas muchas ocupaciones o necesites caer dormida ipso facto. Besos! http://lapareddehielo.blogspot.mx/2010/06/la-vida-moderna-la-culpa.html Victoria Schussheim Mi amor. es un texto extraordinario, nada de penas ni pendejadas, ¿entiendes? ¡Ex-tra-or-di-n