Entradas

Mostrando las entradas de diciembre, 2013

La Vida Moderna -Niñas bien... -

Una anciana llegó al cielo frente a san Pedro. S. Pedro: Hola, estás aquí por niña-niña o por niña-vieja? Anciana: Por niña-vieja... S. Pedro: Pos al infierno por pendeja! Lo admito, vivo indignado desde el primer anuncio que vi de la crema para infecciones vaginales Lomecan. Oh sí, sé que no soy target, así que, realmente es una de esas indignaciones de rebote. Por qué me indigné dirán... Es simple, el juicio moral del estúpido anuncio. Eres mujer, tienes vagina, eres susceptible a infecciones, cierto? OK. Punto, la pinche cremita te las cura. Chido. Todos felices. NOOOOOOOO! Algún publicista con un severo retraso moral ( onda Inglaterra Victoriana ), toma la premisa y la transforma en un juicio moralino, anacrónico y, francamente innecesario para los estándares actuales, creando un lugar de fantasía muy parecido al mágico mundo de Disney Channel ( primer productor mundial de niñas súper bien, onda Lindsay Lohan, Milley Cyrus, Demi Lovato y Hillary

La Vida Moderna -¡Felices Compras!-

Por el amor a un dios, la humanidad entera se ilumina, se desangra de ternura y se dispone a regalar, aunque sea afecto en este día tan especial, ten diferente a todos, el día de navidad. La costumbre de regalar en navidad no es cristiana y nada tiene que ver con ofrendas de borreguitos de los desprendidos -y muy pobres- pastores judíos de las cercanías de Bethlehem el día que no nació Jesús (el Jesús actual nació unos quinientos años después de que el original murió). La hermosa y muy saludable -económicamente hablando para los negocios- costumbre de dar regalos está estrechamente ligada con las Saturnales Romanas. Al parecer, era una fiesta de lo más divertida, relacionada con el dios Saturno (obvio), las cosechas, el solsticio de invierno y el tiempo extra... Sep! Los esclavos ya no tenían que deslomarse tanto por unos días y podían distraerse y olvidar sus penas con tiempo de relax, regalos de parte de sus dueños (nada de plumas de la corporación y agendas con el nombre grabado

La Vida Moderna -Después de la fe-

La navidad en Oaxaca era mágica. Se los juro. Más allá de que la ciudad es mágica por sí misma, siempre existió un aire místico que la rodeaba; las mañanas invernales tan claras y límpidas, el frío, el cielo estrellado (como ninguno), las tradiciones únicas del lugar y, sobre todo, que yo era niño -así cualquier cosa es mágica, qué no?-. La tradición en casa dictaba adornar con árbol y nacimiento, cenar el 24 y poner al niño en el pesebre, salir a un paseo nocturno (con papá o mamá. pero nunca los dos juntos) en busca de Santa y regresar a casa a encontrar el árbol con regalos; cenar el 31, brindar y abrazarnos y hacer escándalo (ah, ese tiempo cuando los niños podíamos usar cohetes sin supervisión y sin límite); el día seis de enero nos levantábamos sin necesidad de ser despertados y nos encontrábamos con regalos en los zapatos y agradecíamos a los Reyes. Todo esto era aderezado con continuos viajes a la iglesia de Santo Domingo, a escuchar sermones y repetir con solemnidad la sab