La Vida Moderna -menos malos-


burocracia
Del fr. bureaucratie, y este de bureau 'oficina, escritorio' y -cratie '-cracia'.
1. f. Organización regulada por normas que establecen un orden racional para distribuir y gestionar los asuntos que le son propios.
2. f. Conjunto de los servidores públicos.
3. f. Influencia excesiva de los funcionarios en los asuntos públicos.
4. f. Administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas.


Para poder vivir la nueva república es necesario un cambio de paradigma, hasta este sexenio los villanos favoritos del pueblo han sido los políticos malos, corruptos de poca monta, mano muy ancha y uñas muy largas que llevaron al hartazgo al pueblo bueno que decidió votar por otros políticos, todos buenos, honestos, de buena cuna, republicanos de alma pura, buen corazón y bolsillos relajados. Por supuesto el futuro se ve iridiscente. Pero, no puede haber buen gobierno sin villanos, si no el caudillo no lo es y se puede caer del caballo.

Aún no empieza formalmente el sexenio y ya hay un poco de persecución por parte de los medios y las redes sociales en contra de los burócratas, ese cáncer pernicioso enquistado perennemente entre la heroica base trabajadora y los secretarios gubernamentales que han de llevar a buen puerto este barco que está por zarpar. Obvio, para poder hacerlo hay que deshacerse de lo malo y el proceso ha comenzado; primero hay que evidenciar los defectos de esa clase de ratas almizcleras que le han chupado el calcetín al pueblo a costa de la reputación de políticos intachables, porque al parecer nunca fueron ellos, sino sus empleados de confianza, esa gente que tuvo las arcas abiertas y abusó hasta el cansancio; borracheras, mujeres, viajes, hurto y todo sin tener que trabajar y sólo por ostentar el título "de confianza".

Aunque habría que ser muy honestos, le están presentando a la opinión pública los cuentos del PRI de los 70 y 80, la época de oro de los aviadores (aquellos que cobraban sin aparecer) y los compadrazgos ("Necesita trabajo compa? No se diga más, le creo una subsecretaría de papado de mosca 'orita mismo!") más absolutos y descarados, las compras gubernamentales a primos, tíos, amigos, hermanos, abuelos o el dispendio faraónico en viajes, ropa y eventos; esto no quiere decir que no existan ahora, no, pero se ha vuelto más complicado lograrlo, ya que, aunque no lo crean, el viejo de los bigotes y las botas puso muchos topes a sueldos, desapareció muchos puestos creados por y para compadres, bonos, partidas secretas y, bueno, hasta los servicios de cafetería para recibir a los invitados se acabaron hace más de 14 años.

Desde Zedillo, existía la orden de adelgazar a la burocracia (especialmente después de los excesos salinistas) y así se ha seguido haciendo con cada presidente, es verdad que aún hay una enorme base de empleados de confianza, pero de todos esos puestos, no todos, ni una gran mayoría, tienen sueldos exorbitantes, se exhiben los de los directores de unidades gubernamentales y sí, espantan, ciento miles de pesos es mucho por no hacer nada (bueno, eso dice el nuevo presidente) pero la verdad es que son muy pocos los que ganan eso, al resto de los empleados de confianza, dependiendo de los niveles de las áreas en las que se encuentren, le van decreciendo los sueldos hasta los diez mil pesos mensuales y eso ya no es digno de espantar a nadie, si consideramos que son personas que sí checan entrada y salida, trabajan más de 8 horas diarias (sin derecho a horas extras o compensaciones especiales) y no tienen más que lo básico del ISSSTE, dos periodos vacacionales, aguinaldo de 30 días y AFORE, además de que pueden ser despedidos en el momento que sea sin más explicación.

El nuevo gabinete necesita tener una imagen radiante, de políticos etéreos que no puedan coger polvo en su plumaje porque lo usarán para cobijar al pueblo que se ciñe a las reglas laborales y sindicales; los empleados de confianza no están sindicalizados, no tienen obediencia a las órdenes de ir a la marcha, al mitin, no suelen ser "invitados" a los eventos populares de campañas a disfrutar de una torta y un chesco, es necesario desaparecerlos, dejar los menos y muy mal parados, para que con el resurgimiento del sindicalismo partidista el empleado obediente, el que tema perder sus conquistas laborales siempre esté vigilante de que sea el partido en el poder el que gane, que no haya gente infiltrada con ideas contrarias, ajenas a la pureza del centro de honestidad que moverá la nueva república los próximos años (décadas?) dentro de un orden espartano de austeridad y obediencia.

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