La Vida Moderna -Un repaso a la Posesión II-

-descubrí que la segunda parte de esta entrada http://lapareddehielo.blogspot.mx/2014/02/la-vida-moderna-un-repaso-la-posesion-i.html estaba perdida entre borradores... así que, más de un año despúes, les presento la conclusión-


Sancte Michael Archangele, defende nos in praelio. Contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur. Tuque princeps militiae caelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo divina virtute in infernum detrude.


Amen


Inocentes caminan por el mundo creyendo amar y ser amados (o amigos o buenos compañeros), pero un malestar crece en sus entrañas, una punta de espina que no les hace sangrar -aun- les mueve las tripas, hay una sensación entre aroma y sabor que les invade imposible de definir, algo no está bien; un eterno inicio de malestar que no parece desarrollarse está presente...

Con la frescura de saberse queridos y protegidos por un alguien encantador, las víctimas pretenden seguir con su vida cotidiana, se fueron a la cama tarde, muy tarde, ese intruso cargado de amor les entretuvo en el teléfono hasta altas horas llenando mente y corazón de promesas, de primores, de esperanza. La primera llamada del día es temprano, muy temprano, con mucha ternura les despiertan, les dicen que se apuren, que el trabajo espera y les provoca la primera sonrisa del día. Habrá más llamadas, a media mañana, a medio día, antes de comer, después, al salir del trabajo y, después de un concienzudo cálculo, al llegar a casa. Cada frase invita al amor (a la amistad, al compadrazgo, a la buena relación familiar, etc.), imposible creer que algo pueda estar mal, aunque el reflejo del espejo le revele una piel amarillenta y unas ojeras violetas más profundas que el cráter de Chicxulub.

Los días se convierten en semana y estas en meses, ya se rompieron barreras, "me da pena estarte marcando a cada rato, me puedes marcar tú?", propone con tanta franqueza que no pueden sino aceptar. Un día, tras una junta, un evento imprevisto, una emergencia familiar, se olvida hacer una llamada, una sola, tal vez la de la hora de la salida, sin preocuparse la buena persona se encamina a casa y recibe la llamada, "espero que haya sido un velorio o algo peor,_ porque aquí me tienes de tu -alguna(s) palabra(s) altisonante(s) que será(n) norma(s... ah no!) de ese punto en adelante- muriendo de angustia... blah, blah, blah...", ya nada volverá a ser igual; jurará que ese exabrupto nació del amor, de la preocupación y pide, encarecidamente, que un evento así no se repita (no importa que cuando no se le encuentra, nunca se le piden explicaciones y en el caso de hacerse, nunca las da -las explicaciones-), porque sufre y se angustia. El resto del día y la noche se sufre de diarrea y el amantísimo herido se ve tan buena onda que propone que se lleve el inalambrico para no tener que esperar a que salga del baño.

Ahora hay nuevas llamadas, las aleatorias, para preguntar en dónde está, qué está haciendo y con quién, "es que te mandé un correo, un texto, llamé a tu oficina y, por cierto, no contestó nadie (generalmente es mentira) y me acordé que un día comentaste que luego te ibas con amigos a dar la vuelta y, pues... pensé que, a lo mejor...", para ese punto, una extraña angustia compele al objeto de tal escrutinio a negarlo todo, a jurar que no se ha movido y a pensar que jamás habría hecho algo así sin pedirle permiso, algo en su mente le indica que todo está mal, pero la falta de aire provocada por saber que su actitud generó tanto malestar al amor de su vida le obnubila los sentidos, apenas se puede ver la forma real de esa persona.

Si las cosas salen bien, para el primer aniversario, ya no hay más mundo que el propuesto amorosamente por esa persona amada, no hay amigos, familia, gustos, hobbies ni pensamientos propios, todo debe llevar vo.bo., un nihil obstat imprimatur para lo cotidiano, para los procesos mentales y los sueños. La violencia verbal, a pasado a lo físico, amistosos empujones (hombres) o bofetaditas y pellizcos (mujeres), demostraciones de fuerza y poder que dejan claro que no hay que provocar lo que no se tiene. A veces, en la soledad se recuerdan otras épocas y se suspira.

Han pasado meses desde que empezaron las escenas de celos, ahora son en todos lados, restaurantes, cines, fiestas, bares, "quieres que me vaya para que ligues a gusto?", suelen preguntar con una ira contenida en disfraz de dolor; la respuesta inmediata es salir de ahí, demostrarle que sólo la relación importa, que no hay nadie más, pero no importa, ya no hay forma de recuperar su confianza y un nuevo aderezo en el diario vivir se agrega al ajuar, la culpa, ahora cada discusión irá acompañada de una eterna lista de lugares y amantes; se doblan las manos, ya se evita salir, el teléfono tiene dos o tres contactos y es objeto de revisión sin previo aviso, Facebook se canceló y las contraseñas de las cuentas de correo se comparten. Falta poco para que las amistosas agresiones físicas se vuelvan lesiones por cualquier motivo.

El tiempo ya no tiene sentido, se despierta y se marca en automático, se dicen monadas en neutral, el día se ha vuelto una suceción de horas, las semanas de días y los meses de semanas. Ahora el dueño del ánima desaparece, regresa molesto, no responde mensajes, se esconde, al ser cuestionado responde secamente, "es tú culpa" dice continuamente, "yo te di todo y ¿qué hiciste?" pregunta henchido de dolor (o eso aparenta, aunque en realidad ya tiene rato visitando a una nueva víctima). No se sabe qué sensación se apodera del cuerpo y la mente, si es una alegría ante el horizonte de ser abandonado o si son las ganas de levantarse y pelear por la libertad de moverse sin necesidad de pedir permiso.

(1) Un día la víctima se despertará libre, con una marca de fuego que señale la verguenza de un abandono y la pena de no haber sabido ser de alguien, la mente debilitada, el corazón enfermo, el deseo muerto y un sin fin de bajas que no se podrán recuperar fácilmente. Caminará como ente sin alma hasta encontrar al doble perfecto del amo anterior y pensará que no se es digno de ser recipiente de los deseos de ese nuevo dueño y se jura esmerarse más.

(2) Un día la víctima enfrentará al monstruo, realizará un exorcismo, peleará con dientes y uñas, enfrentará las culpas, desglosará los hechos y podrá descubrir que fue víctima, pero ya nada de lo imputado hechará raíces, la mente se fortalece, se aguza; el corazón bombea con fuerza, ayuda al escape; los deseos olvidados hasta ese momento regresan con fuerza, las bajas son el tiempo perdido, irrecuperable y lo social, que en algún momento volverá a fluir. Nunca volverá a caer.

(1) Un día se encontrarán al caminar por la calle, las miradas de rechazo del ofendido golpearan de lleno a las suplicantes del abandonado. Sin mediar palabras se alejará el verdugo, radiante, lleno de la alegría de saber que sigue siendo el poseedor de un cuerpo vacio que se aleja ahogado de nada.

(2) Un dia se encontrarán al caminar por la calle, las miradas se encontrarán y las unas esquivarán la firmeza de las otras. No mediará nada, se alejará el verdugo fundido entre las sombras, avergonzado del reflejo que vió en otros ojos, la imagen de la nada que fluye desde el fondo de su vacua existencia.

No me des, oh vida, ángel o demonio, sino todos los motivos para ignorarles, nunca para extrañarles o lleno de miedo buscarles.

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