La Vida Moderna -corrupción-

corrupción
Del lat. corruptio, -ōnis.
1. f. Acción y efecto de corromper o corromperse.
2. f. Alteración o vicio en un libro o escrito.
3. f. Vicio o abuso introducido en las cosas no materiales. Corrupción de costumbres, de voces.
4. f. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.
5. f. desus. diarrea.


Duele admitirlo y, de verdad, quisiéramos que la corrupción fuera una cosa de la política y sus puercos practicantes, pero no. Por años, se ha repetido como mantra la idea de que la corrupción emana de la política y se escurre hacia abajo de la pirámide social contaminando todo lo que toca y si eso fuera verdad sería maravilloso; para erradicarla sólo tendríamos que mandar a los políticos y sus secuaces a la fosa de las Marianas con sus pesos en los bolsillos y pesas atadas en los pies y el problema del país desaparecería para siempre (seguramente nos multarían por contaminar el mar, pero valdría la pena si con eso limpiamos el país). Desafortunadamente, no es cierto, la corrupción emana de lo humano y ensucia todas sus acciones.

Sí, claro. No todos nos hacemos millonarios con chanchullos y trampas, con compadrazgos y nepotismo o así, a la simple, con uñas y dientes desgarrando el erario público. Generalmente cuando se toca el tema, brincan los santos encumbrados que juran que jamás han cometido un acto ruin, trepados en su pedestal portátil nos miran de reojo, nos juzgan réprobos y se alejan santiguándose en su propia imagen. Pero que no les mientan, que no les quieran inculcar una culpa más: son igual que todos, humanos y falibles.

Desde luego no celebro ni pido festejos para esta actitud, por más natural que me parezca, ya que, otra capacidad del ser humano es vencer sus propias debilidades; particularmente cuando se trata del bien común. Tal vez, cuando los grupos humanos eran pequeños y era simple conocerse entre todos, el ser un infeliz abusivo ladrón era notorio y, seguramente, nada bien visto por el resto de la comunidad, obligando al poseedor de semejantes encantos a pensarlo dos veces antes de actuar y, en caso extremo, haciéndolo recular a la más profunda de las oscuridades para cometer sus desatinos. Posiblemente con el tiempo y a mayor población, se obtuvo una mayor libertad para actuar y permitió a la corrupción arraigarse más, si bien no cínicamente, muy a gusto en lo oscurito y por debajo del agua. Desde luego un nicho muy especial se dio entre los gobernantes y religiosos ya que el poder y el ánimo turlerín son un fructífero matrimonio; varios siglos después de estos indecentes casorios y concubinatos, tuvo que llegar Lord Acton a decirnos "El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente". De cierta forma, por lo evidente del daño causado por la actitud de la gente en el poder, pareciera que el pueblo es un manantial de agua clara del que los poderosos beben hasta el hartazgo y terminan defecando en él.

Peeeeeeeero... 

En un ataque de honestidad debemos reconocer que las castas gobernantes y religiosas, provienen del pueblo. Educados en las costumbres propias de cada época; padres, madres, maestros, amigos y sacerdotes que dan los mejores y peores ejemplos ayudan a formar a cada persona. Desde luego que nadie, nadie acepta pertenecer a una sociedad corrupta, eso es cosa del poder y los demás somos blancas palomas que abrevamos en límpidos charquitos de pureza (si acaso alguno que otro se tira un pedo pero ninguno acepta ser capaz de cagarse en ellos, así que cualquier mojón que vean es de generación espontanea). Nos escandaliza saber que un gobernador desvalija a un estado entero y no nos parece inapropiado pagar una mordida por un trámite (obvio, la pagas... o sea, pierdes dinero no lo ganas), por evitar una multa, por entrar al antro; indigna que existan puestos de gobierno en el que los ocupantes se regalan con sueldos que, anualmente, no ganaría un mortal común en toda una vida, pero nos da igual que un burócrata se robe el papel de baño, jabones, plumas, papel bond y cajas de clips en una oficina, porque en su mente se lo merece por ganar poco; queremos matar a pellizcos a los sacerdotes e integrantes de grupos de trata que abusan miles de personas año con año pero no hay problema con los padres y madres que les enseñan a sus hijos que está bien manosear mujeres y verlas como simples objetos de satisfacción (sobre todo aquellas que "no se dan a respetar") y que, por encima de todo, exigen a sus retoños a ocultar sus preferencias sexuales (sé lo que quieras mijo / mija, nomás que no se te no te lo trailera o lo estilista, que si te rompen el hocico va ser por andar de puto / machorra) para evitarse penas y vergüenzas; nos hace hervir el buche el enterarnos de la actitud de los "lores" y las "leidis" (algunos hijos de políticos, otros nomás hijos de la chingada, pero muy adinerada) frente a la sociedad entera pero muy pocos conductores, ciclistas, motociclistas y transeúntes respetan a pie juntillas las reglas y normas viales, haciendo de la convivencia urbana una pesadilla de soberbia y abuso (luego mézclenle a los agentes de tránsito, ni el diablo se atrevería a planear un círculo tan cabrón en el infierno); lo mismo pasa con la evasión fiscal, con la piratería, con la venta de drogas... en fin, no hay una actividad humana en ningún ámbito que se salve de la capacidad trapacera de todos nosotros ni nada que ofenda más que evidenciarlo.

Resulta que NADIE copió en un examen, que nunca hicieron un acordeón, ni le robaron un algo a alguien, se quedaron con un libro prestado, le bajaron la novia/o a un amigo (o nomás se conformaron que darse tremendos fajes), robaron de una tienda o los cambios a los papás (seguramente santos existen en todas las generaciones, pero hasta esos se inventan algún delito para no pasar por MEGAÑOÑOS). Frente a la tremenda afrenta de externar estas opiniones en público, surge entonces la Liga de la Justicia del Pueblo Bueno, lidereada por Súper Chairomán en conjunto con la Chaira Maravilla, para dejar claro que, nada de eso es verdad, sólo el partido en el poder y los demás que no comulgan con sus ideas son corruptos, todo lo demás es inocencia y bondad, el pueblo sólo reacciona a los ejemplos de maldá' que da el papá gobierno (todos sabemos que los políticos no tienen madre, metafóricamente hablando, pero hasta el más ruin de los gusanos es parido por alguien que le enseña todo lo que sabe), porque sabemos que si Juanito se tira por la ventana, todos tenemos que hacer lo mismo.


Lejos de pensar en la moral (concepto demodé que ya ni los moralinos creen), la idea de aceptar que la corrupción es un demonio que nos vence a pura tentación y cañonazos de millones de pesos (o mejor aun, de dólares) es regresarnos a la Edad Media y tener que aceptar que los gobernantes están donde están por mandato divino. Sí, por más que les duela a los chairos y a algunos buenoides de ultraizquierda, la corrupción la mantenemos todos con nuestras omisiones y nuestros permisos para evitar las reglas y ver a las leyes como obstáculos; los pueblos bajo una democracia (por más ficticia que parezca), tenemos la opción de remover a nuestros representantes, pero eso requiere organización, tiempo, esfuerzo (y evitar, a toda costa, que en un momento así, los partidos políticos y sus mesías metan sus carteras para agilizar los trámites) y dedicación, cosas que ninguno estamos dispuestos a ceder ni por todo el oro del mundo, curiosamente. No hay que preocuparse por nimiedades, si uno está muy conforme con el estilo de vida mexicano, ya sabemos de cuánto, de a cómo, en dónde y con quién. Es para poner la carne de gallina nada más imaginar que conceptos tan ajenos a lo nuestro, como que un poco de limpieza, orden y honestidad llegaran a desestabilizar el engranaje (de material hechizo y de mala calidad que se presume suizo), perfectamente engrasado (con aceite de cocina que se compró a precio de uno especial para engranes) de nuestra maquinaria nacional (que no es la indicada, pero estaba barata y daban factura por otro precio).

Comentarios

Melina dijo…
Estaba pensando que era una megañoñaza, hasta que recordé que me he quedado con libros prestados y con los cambios de mis papás jajajaja.
Ah!(de verdad suspiré). Estoy confundida, me duele saber que soy muy ingenua, cada golpe de realidad destruye mi mundo rosa de unicornios jajajaja.

No, ya en serio, me preocupa porque en el fondo me aferraba a creer que preocuparse por los semejantes y actuar de acuerdo a los principios inculcados en casa, se podría lograr un cambio, PERO justo eso ¿quién está en posición de decir que está bien y que no? ¿está todo perdido? estoy confundida...


Entradas más populares de este blog

Ana Laura Patiño Talamantes

A veces me siento y pienso...

Jotitos del Metro -o las perras de las dos tortas- Prohibido tomar fotografías