La Vida Moderna -La Hipocresía-

hipocresía.
(Del gr. ὑποκρισία).

1. f. Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.

-¡Numencio! Tantos años sin verte... Que gusto-. Dice Leovigildo al tiempo que abraza a Numencio, al mismo que ha evitado por los "tantos años" que lleva sin verlo, o mejor dicho, que lo ha visto y le ha huido. Ante la inevitabilidad de un encuentro que nos desagrada, la hipocresía es un actuar humano que nos permite salir de broncas sin moretones.

¡Ah! Bendita hipocresía, todos hacemos uso de ella, diariamente nos acompaña, nos hace viles o héroes,  encantadores u odiosos, nos protege de ser (a veces pendejos o muy cabrones) y de hacer (pendejadas o chingaderas) a nosotros mismos, a segundos, terceros o a la sociedad en general.

-¡Ay, que linda se ve Gumarita con sus caireles y moños!-. Asevera Flor Ivonne atragantándose el trozo de pastel al ver pasar a la pequeña granuja peinada como muñeca de porcelana de 1900 que corretea a un chavito que huye despavorido de la bestial criatura.


La hipocresía salva situaciones difíciles en lo cotidiano, a veces en la oficina, en el intermedio de un concierto, en una marcha, en el pesero, en la escuela... No la condono, pero la prefiero, ya que podemos reconocerla en nosotros y en los demás, rara vez públicamente, pero siempre en conciencia de serlo y hacerlo.


-Que graciosito está tu bebé...- exclama Remigio, casi sin aire, al ver al hijo de Rudencio dentro de la carriola y revisa por todos lados si lo traen encadenado y evita preguntar por qué lo traen sin bozal.

Contrario a los que muchos "honestos" aseguran (que en realidad disfrutan más siendo groseros, rudos o despiadados) que andar soltando verdades (personales y subjetivas) es mejor que ser un poco hipócrita y guardar nuestras opiniones y visiones personales no pedidas. A veces las mentiras blancas son la mejor forma de mantener civil una relación.

-¡Pinche gorda!- le dice Jenni a Blanca Violeta al subirse al automóvil-. Me cae que ya no cabes en ningún lado; me preocupa mucho tu salud y como amiga te digo las cosas, estás bien marrana, si sigues así ya no voy a pedirte aventón-. Sobra decir que al otro día Blanca Violeta "accidentalmente" casi atropella a Jenni al pasar por ella.


La sabiduría natural del ser humano trae consigo la hipocresía para evitar conflagraciones. Siempre será mejor una sonrisa, un "con permiso" y alejarse sin mayor daño que el hacer algo más agresivo como "fuera de mi vista maldito gusano" y dar un empellón canijo mientras se le gritan verdades (o alucines, vaya usté a saber) al fulano en cuestión.


-No le vayas a hacer ningún comentario a Ruperto de lo fea que está su novia- dice la abuela a voz en cuello a Tiburcia delante de Ruperto y su novia -. Ya ves que es muy sensible a esas cosas-.

Una de las virtudes más alabadas por las ancianas y la menos practicada por ellas es la prudencia, pilar de la tranquilidad familiar y base de la sociedad mexicana (que se pasa de prudente) y que es muy fácil confundir con la hipocresía por aquello del "buen juicio" (recordemos que ese "buen juicio" es personal y, completamente, subjetivo) que nos permite callar o externar comentarios.

-¡Protegeré los derechos de las minorías!- juró el candidato Gorozpe durante su campaña y al ser elegido su primer acto fue votar encontra de los derechos de éstas alegando valores religiosos y morales.

La hipocresía en esteroides se conoce como doble moral, algo mucho más pernicioso ya que es una mentira flagrante que busca encubrir un acto contrario que se hace a escondidas (y pocas veces abiertamente) porque envilece y sus consecuencias lastiman. Es la liberación del demonio oculto en el corazón de los humanos, se desea, se hace y se ruega porque no se sepa mientras públicamente se actua de forma contraría y se declara uno en contra de eso mismo que se hace a escondidas. Se disfruta, rara vez se sufre (claro, a menos que se descubra porque entonces se alega demencia, posesión satánica, uso de corticoides o insolación). Es manantial de mentiras que corren y se desbordan en la vida cotidiana de las personas cercanas. La ignorancia, la superstición, el miedo, la culpa, el desequilibrio, generan actos al amparo de la oscuridad y la soledad que a la luz del día nadie sospechará jamás (mientras la hipocresía es más de los de a pie, la doble moral es trademark de los políticos, religiosos, deportistas y famosos en general).


Tal vez sea preferible (que no ideal) vivir en un mundo de hipócritas que en un mundo de doble moral. La hipocresía puede llegar a ser considerada un mal "necesario" ya que así lo exigen las normas de convivencia social para coexistir en armonía sin caer dentro de la disyuntiva única del bien y el mal; en cambio, la doble moral es algo que corre más profundo, parte de EL MAL personificado y que nunca es necesario. Es lo oculto, una otredad siniestra y adyacente, una profunda oquedad dentro de la psique humana en donde se esconde (a sabiendas del perpetrador) la pútrida verdad del o la que se desdobla mientras te mira desde la oscuridad cubierta por su brillante máscara sonriente.

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